El anaco es probablemente uno de los trajes de marinera más sencillos y austeros; pero no por ello menos hermoso. Su origen se remonta al inicio de la época colonial, cuando los conquistadores españoles observaron que las mujeres indígenas de la costa norte del Perú vestían una prenda suelta con una abertura que pasaba por la cabeza a modo de poncho, pero enseñando el cuerpo desnudo debajo de éste.
Los españoles reconocieron en esta prenda indígena cierta semejanza con el hábito de las monjas de la orden Carmelita, quienes también usaban una especie de manto doble que les cubría el pecho y la espalda.
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